31 dic 2008

100 días

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Cuenta una historia que una bella princesa estaba buscando consorte. Nobles y ricos pretendientes llegaban de todas partes con maravillosos regalos: joyas, tierras, ejércitos, tronos..... todo lo que cualquier princesa pudiera imaginar....
Pero ella veía que solo eran regalos materiales y ninguno le llegaba al corazón. Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo que no tenía más riquezas que el amor incondicional por la princesita.

Cuando le llegó el momento de hablar, dijo:
"Princesa, te he amado toda la vida. Como soy pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas. Esa será mi dote, y mi manera de demostrarte que por tu amor daría hasta mi propia vida...."

La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar:
"Tendrás tu oportunidad: si pasas esa prueba, me desposarás".

Así pasaron las horas y los días. El pretendiente permaneció soportando el sol, los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin dudar, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente joven siguió firme en su empeño sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba ver la figura de la princesa, que con un gesto y una sonrisa aprobaba la faena: el joven sería capaz de sacrificar su vida por tan solo tener la oportunidad de estar con ella.
Todo iba a las mil maravillas y en el reinado, algunos comenzaron a planear los festejos. Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores salieron a animar al próximo monarca. Todo era alegría, pero cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de todos y la perplejidad de la princesa, el joven se levantó y , sin dar explicación, se alejo del lugar donde había permanecido cien días.

Unas semanas después, mientras iba por un camino, un niño lo alcanzó y le preguntó: "¿Qué te ocurrió?, estabas a punto de lograr tu meta, lograrías el amor de la princesa, ¿por qué te retiraste?".

El joven contestó: "He amado tanto a la princesa que estaba dispuesto a sacrificar mi vida por ella. Sin embargo, aún cuando fui constante y dispuesto a cualquier cosa, la princesa no me ahorró ni un día de sufrimiento, ni tan siquiera una hora. Yo estaba dispuesto a dar mi vida por ella, y eso a ella, ni aún observándolo con sus propios ojos, día a día, la conmovió. Realmente no importaba lo que hubiera hecho por ella, solo piensa en ella misma... ella no merece mi amor...."

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