Eterno

Hoy conocí la historia de un pequeño pez rojo que vivía en un gran estanque azul. Todos los días una hermosa y majestuosa ave blanca visitaba el estanque, llenando con su canto todo de color y de alegría. Realmente daba gusto escucharle! Al pececillo le gustaba tanto ese canto, que esperaba pacientemente todos los días la llegada de aquella visita tan importante ... El ave después de cantar, siempre le contaba como se veía el mundo desde las alturas, le explicaba como se vivía en la tierra y en el cielo. El pez para no quedarse atrás, también le explicó todas las maravillas acuáticas que lo rodeaban, y que a pesar de ser tan solo un estanque, la magnitud que encerraba el azul del agua representaba para él, el universo entero.

Cierto día, la hermosa ave blanca llegó como de costumbre al estanque; sin embargo, en esta ocasión el ave no llegó cantando ni haciendo gala de la alegría que la caracterizaba, ese día era diferente ... ese día era el último que visitaba el estanque azul. Ese día iba a despedirse, ya que por la proximidad del invierno debía migrar hacía otros horizontes más cálidos, emprender el vuelo hacía otras oportunidades de vida...

El ave quería llevarse al pececillo para enseñarle otros mundos, para compartir su canto con él ... mientras que el pececillo quería olvidarse de su condición de pez y volar junto al ave ... pero .... Ambos sabían que: tanto el quedarse para uno, como el irse para el otro, significaba perecer en el intento... uno de los 2 saldría lastimado.

Los 2 lo entendieron ... pero eso no impidió que ambos sufrieran por ello. Un sentimiento que por inconcluso se volvió eterno.

Anónimo