28 abr 2009

Escarabajos

La civilización egipcia se prolongó durante más de tres milenios, desde el periodo predinástico tardío hasta el Grecorromano. La mitología e iconografía del Egipto faraónico son unas de las más ricas y variadas del mundo antiguo. Los egipcios llenaron sus hogares, templos y tumbas de obras artísticas de todo tipo: pinturas, esculturas, ornamentos, utensilios, joyas, amuletos.... pero ellos no deben ser considerados como simples objetos o elementos decorativos; al contrario, se trata de un fenómeno totalmente religioso o al menos mágico, a través de los cuales se representaban sus creencias e ideas sobre la naturaleza del cosmos.

Para nosotros, los símbolos son una simple abstracción, evocadora de una idea u objeto real; para el egipcio arcaico, cuya percepción del mundo era visual y profundamente mágica, símbolo y objeto evocado fueron básicamente lo mismo. El nombre de una persona no es sólo una manera de identificarle: forma parte de su misma esencia. Es difícil hacerse una idea precisa de este tipo de percepción. Un ejemplo moderno equivalente podría ser el de la fotografía de un pariente muy cercano o un crucifijo para un cristiano. Son objetos materiales de papel, madera, metal o vulgar plástico, pero al tiempo son símbolos transcendentes y resulta complicado distinguir sus aspectos materiales y espirituales. ¿Quién rompe una fotografía o echa a la basura un crucifijo por muy deteriorado que sea su estado? Los egipcios mantuvieron este tipo de vinculación con un gran número de objetos y manifestaciones plásticas. Además de las pirámides y otros grandes monumentos, el arte egipcio es célebre por sus jeroglíficos, conocidos como medu netcher, es decir, ‘palabra de dios’, idea que subyace en la propia palabra ‘jeroglífico’ acuñada por los griegos. Se trata de un sistema de escritura reservado a actividades rituales, artísticas y religiosas.

No obstante los egipcios disponían de otra escritura cotidiana para correspondencia y administración llamada hierática, compuesta por trazos rápidos y cursivos carentes de simbolismo.El inventor de la escritura fue el dios Thot. Los signos son, para el egipcio, el significado, hasta tal punto que en sus jeroglíficos fúnebres aparecen escorpiones sin cola o serpientes con un puñal clavado, pues debido a esta equivalencia absoluta surgía el problema de evitar que una persona enterrada fuera agredida por el escorpión o la serpiente (es decir ¡por sus símbolos!).

El escarabajo es, con diferencia, el artrópodo más conocido desde el punto de vista etnoentomológico gracias a las creencias del Egipto antiguo y a lo extendido de su iconografía. Cambefort (1987, 1994) ha llevado a cabo una investigación exhaustiva sobre las creencias y mitos asociados a los coleópteros, con especial atención a la cultura egipcia. Martín-Piera (1997) sintetizó esta información y destacó el, en ocasiones, sutil paso que va desde la interpretación teológica de los fenómenos naturales a la racional y científica. Y es que la entomología aplicada primitiva y la cultural son, en muchos sentidos, la prehistoria de la entomología científica.

El escarabajo tiene varios significados; el principal es el de la ‘autocreación’ porque los egipcios pensaban que el animal nacía por sí mismo a partir de una bola de estiercol. Jeper (nombre egipcio del escarabajo pelotero) significa ‘llegar a ser’. El ciclo vital en el caso de los escarabajos coprófagos ayudó a fundamentar el mito gracias a su relación con el excremento, materia innoble, pero elemento más o menos mágico en las primitivas culturas agrícolas a las que no pasó desapercibido su efecto revitalizador sobre las cosechas. Otras costumbres ayudaron a confirmar estas ideas: el enterramiento del animal en el suelo y su aparente muerte (reforzada especialmente en el caso de la ninfa, de extraordinario parecido con la momia en su sarcófago) y su posterior renacimiento y emergencia, incluyendo la coincidencia temporal con la crecida del Nilo (otro elemento fundamental en las actividades agrícolas)...

El escarabajo fue equiparado con el dios Atum (dios creador) y más tarde, con el dios solar Ra, pues se consideraba que el coleóptero, después de crear una forma perfecta (la esfera) del caos, la empujaba como Ra empuja la esfera solar a través del cielo todos los días. A ello ayudan circunstancias como que estos escarabajos son de actividad matinal, que Oriente —por donde se pone el sol— es el reino de los muertos y el escarabajo termina enterrándose en el suelo (otro trasunto del citado reino) y algunos rasgos morfológicos del animal como las protuberancias de la cabeza que parecen rayos solares y que, de nuevo, lo vincula a la teofanía solar. No es extraño que hayan llegado hasta nosotros miles de escabajos y otros pequeños y poderosos amuletos, así como una rica variedad de símbolos y representaciones.



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