El distraído, tropezó en ella.
El violento, la usó como proyectil.
El emprendedor, la usó para construir.
El campesino, cansado, la usó como asiento.
El niño, la usó como juguete.
El artista, sacó de ella una bella escultura.
Y en todos estos casos, la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre.
Anónimo.
El violento, la usó como proyectil.
El emprendedor, la usó para construir.
El campesino, cansado, la usó como asiento.
El niño, la usó como juguete.
El artista, sacó de ella una bella escultura.
Y en todos estos casos, la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre.
Anónimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario